DUDA

Ahora que respira tranquila, duda.

Deja atrás una mochila que repleta de aromas embriagadores, empezaba a pesar demasiado.

Pero teme lamentar la decisión; así que se arma de valor y se convence de que ha sido lo mejor.

La razón y el corazón, en permanente lucha, han concedido un ganador.

Así que, fiel a su palabra, cuando ella vaciló al cerrar la puerta, él echó la llave. Nunca quiso ser un problema; solo el director más enamorado de la orquesta de su vida.

El sillón acogedor donde reposar el alma cuando duele; con el que conversar de lo que de verdad importa; con el que compartir los miedos, sueños e inquietudes más íntimas y personales. Una ventana abierta para observar a lo lejos y coger lo que quisiera, lo que el cuerpo le pidiera.

Soñó con él la perfección en un espejismo tangible pero efímero; lo hizo dormida sobre su hombro en una noche oscura que nunca debió dar paso al alba.

Pero no pudo ser…

La pasión se derritió cual relojes de Dalí.

Sin un horizonte que saborear, la paciencia se agotó y la ilusión se difuminó en un cuadro abstracto de singular diagnóstico.

Sin primicia, no hay trato.

La sensación, agridulce. El paladar se resiente. Ayer, lo que le pidiera.

 Hoy… duda.

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