MALA CONCIENCIA

080320081354Hoy se barrunta un día especial, diferente. Todos corretean por la casa alborotados. ¡Ah, claro!, es 1 de noviembre, puente festivo. Un estupendo y aprovechable fin de semana.

Una vez ultimados los preparativos, entusiasmado y feliz me acoplo en el coche con el resto de mi familia. Siempre me toca en la parte trasera, prácticamente en el maletero.

Observo curioso caras tristes en derredor. No lo entiendo, mi familia parece apenada.

Por fin emprendemos la marcha. Vamos al pueblo, a la casa familiar. ¡Genial! Allí puedo correr, jugar todo el día por el campo con mi familia, pero… percibo tensión, miradas de soslayo. Nos detenemos en el arcén, en una recta de la autovía. ¿Qué raro? Alguien se encontrará mal o no puede aguantar más, hay necesidades fisiológicas irremediables. Me invitan a apearme del vehículo. ¡Bien! Estiraré las patas. Pero sorprendentemente me dejan en la cuneta y continúan viaje a gran velocidad, alejándose del lugar.

Intento alcanzarlos corriendo, pero circula muy deprisa. Será una broma, un nuevo juego que me quieren enseñar. No sé cuánto más podré aguantar. Bueno, los esperaré aquí, seguro que vuelven a buscarme. Estos humanos son bastante despistados.

Un ruido estridente me daña los oídos. Un enorme camión se me viene encima. ¡Uf! No creo que pueda esquivarlo, no me va a dar tiempo. ¡Eh, cuidado!

No puedo respirar ni moverme. Las fuerzas me abandonan. Con mi último aliento de vida vislumbro a mi familia, al fin regresan; demasiado tarde. En esta ocasión no podré acompañarles. Me espera un viaje más largo e inevitable. Instantes antes de marchar para siempre, mi familia se acerca. Lloran amargamente. Se tapan las caras, avergonzados. Lo siento familia, no pude alcanzaros. Os quiero mucho.

 

images (1)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.