En la negrura de mentes obtusas se desangra la realidad de lo que acontece.
Fluyen como turbulentos ríos delirios de incompetencia. A buenas horas mangas verdes que diría mi madre.
Sospechosos de terrorismo son seguidos en sus viajes de formación y perfeccionamiento como soldados a las órdenes de Al Qaeda o del Estado Islámico, con la única e inconfundible intención de atentar tarde o temprano contra intereses en occidente. Lobos solitarios o no, queda claro que un curso de repostería no les esperaba en Siria. Pero como resulta que eran ciudadanos europeos, no se podía negar su entrada en el país.
Ahora sí. Se les retira el DNI y todo solucionado. No obstante, en nuestra estructura social permanecen integrados y controlados posibles futuros terroristas en proceso de vigilancia. Y… ¿a qué esperamos?
Nuestros líderes, que no los más intelectuales, se reúnen urgentemente para tomar partido en un proceso que modifique las leyes para mayor seguridad en coordinación con Estados Unidos; que por cierto, ya tenía prohibida la entrada de los hermanos Kouachi a su país. ¡Manda h…!
Como ya es habitual la manipulación mediática, siempre con pinzas recabo las informaciones que subyacen de medios de comunicación poco creíbles, al menos parciales y obtusos ante realidades inconvenientes o contrarias a según qué políticas de actuación. Nosotros nos dejamos llevar y, escandalizados, damos rienda suelta a nuestros instintos de protección con la venda de la forzada ignorancia y nos lanzamos en una ofensiva verbal con todos los que a nuestro alrededor se suman en la lucha.
Me siento cordero al que un mal pastor me lleva a la deriva. ¿No fue suficiente el 11M? Ciento noventa y dos personas fallecieron en aquella ocasión y, sinceramente, me da igual en nombre de quién o por qué motivo se quiso justificar tal aberración. Esto ocurrió en 2004. Han pasado once años y, ¿es ahora cuando se reúnen todos los altos cargos y representantes de los países occidentales en la lucha contra el yihadismo?
No olvidemos que a diario se cometen crímenes, atentados brutales que de refilón escuchamos en las noticias de nuestros informativos. El diciembre pasado más de ciento cuarenta personas, casi todos niños, murieron a manos de talibanes en Pakistán. No recuerdo reuniones de ningún líder occidental al efecto. No es demagogia, yo al menos no lo creo.
Por cierto, les guste o no a los miembros más irracionales del grupo BILDU, el terrorismo no tiene justificación; ninguna. No existe conflicto armado cuando sólo mata uno y de manera indiscriminada. Aquí, que cada uno apechugue con sus actos. ETA es un grupo terrorista con un historial sanguinario tan bárbaro y repugnante como cualquier otro.
Si matas para justificar otras muertes; si tu dolor lo conviertes en ira y provocas el mismo sentimiento a otro, ¿qué te diferencia?