TORMENTAS DE VERANO III

SETENTA AÑOS PARA OLVIDAR

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El ser humano capaz de cometer los actos más espeluznantes contra su propia especie, recuerda con flores, silencios y cariacontecidos testigos, ya ancianos, una de las mayores muestras de salvajismo y ego destructivo que podamos recordar.
Hace setenta años la tripulación del bombardero B-29, apodado Enola Gay por el comandante Tibbets en honor a su madre, soltaron sobre Hiroshima el “Little Boy”, un proyectil de tres metros de longitud y cuatro mil cuatrocientos kilos de peso de gran potencia devastadora y con la única intención de demostrar la superioridad militar norteamericana para que Japón tomara conciencia y decidiera declarar la rendición incondicional. A pesar de los 70.000 fallecidos al instante por la propia explosión Japón no se rindió, y solo claudicó con la condición de conservar su territorio cuando tres días después una segunda bomba, aún más destructiva, estalló sobre Nagasaki en otro alarde sin precedentes del poder militar de EEUU.

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150.000 personas fallecieron por los efectos de la radiación semanas, meses y años después.

Hiroxima

Tras el inesperado ataque japonés a la base naval estadounidense en Pearl Harbor y la posterior entrada de dicho país en la Segunda Guerra Mundial, la carrera armamentística por conseguir la bomba atómica se aceleró, con EEUU, la URSS y Alemania a la cabeza, aunque esta última no lograra su propósito a tiempo.

Einteins
El físico suizo Einstein se arrepintió a posteriori de haber redactado una carta de advertencia a Estados Unidos en el comienzo de la guerra sobre el peligro a nivel mundial que supondría los avances en fisión nuclear y que tal tecnología se empleara como arma, pudiendo llegar en pocos años a manos de Adolf Hiltler. Lo que sucedió después demostró que cualquiera que poseyera armas de destrucción masiva intentaría dominar el resto del mundo a través del miedo, lo que contribuyó a un potenciamiento de su fabricación cuyo único posible final era por todos sabidos: la eliminación de la especie humana y de gran parte de la vida del planeta en una guerra autodestructiva sin precedentes.

Hoy en día las armas han evolucionado; da igual si son o no de destrucción masiva, los resultados económicos que resultan de su venta por todo el mundo son escandalosos. De nuevo los pocos escrúpulos de los países poderosos urden, modifican, crean y manipulan gobiernos por todo el mundo provocando enfrentamientos para su propio beneficio. Dictadores y autodenominados líderes son cautivados por las promesas de poder y control sobre territorios y someten a sus pueblos a guerras civiles y conflictos con países limítrofes en una escala de destrucción donde mueren los de siempre.

arma
Mientras líderes de todos los países se dan golpes de pecho (que lo son más de efecto), por lo que supuso el primer bombardeo masivo a población civil a gran escala en Japón, ¿cuántos ciudadanos civiles han perecido en guerras por todo el mundo hasta el día de hoy? No hay nada que permita al hombre redimirse, pues no hemos evolucionado hacia un planeta en paz, ni mucho menos.

19082007596La educación, la cultura y la recuperación de valores inherentes a la propia vida y el respeto por el entorno que nos permite la existencia deberían prevalecer, pero esta es una guerra mucho más difícil de ganar.

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