SI YA LO DECÍA SÓCRATES

399 ac, Sócrates, quizá el pensador y filósofo mejor valorado de la historia de la humanidad, fue condenado a morir ingiriendo cicuta. Su pena: enaltecer a la juventud con ideas contrarias y, por tanto críticas, con la democracia establecida en Atenas.

Siempre a lo largo de la historia, el hombre se ha empeñado en no escuchar al sabio cegado por el poder y la codicia.

Decía Sócrates que no es viable y hasta irresponsable elevar a Jefe de Gobierno a la persona equivocada, ya fuera o fuese por falta de preparación, experiencia o doctrina. Como ejemplo exponía que si algún mal de salud le acaeciera, acudiría sin ninguna duda al mejor especialista médico que pudiera encontrar, instruido en la materia y experimentado sobre la patología a tratar. La opinión de un político elegido por el  pueblo, sin formación en medicina sería descartada. Si tuviese que transportar mercancía valiosa de un punto a otro del planeta, intentaría que el mando del navío lo ocupase el más experto capitán, dotado de los conocimientos necesarios para enfrentarse a los problemas que pudieran surgir en el desempeño de sus funciones. La opinión del mejor orador y carismático votado por el pueblo, desconocedor de la ciencia de la navegación, sería irrelevante, poniendo en peligro el desenlace de la misión.

Con esto no quiero decir en ningún caso que el pueblo no deba elegir a los que han de gobernar nuestro país, faltaría más. Se trata de seleccionar por méritos, para poder votar entre las personas más preparadas bajo el programa electoral que más se identifique con nuestros deseos y propósitos políticos. Los mejores para los puestos más importantes.

Triunfa la evidencia que desencadena la lógica. Por muy trabajador que pueda ser cualquier persona que ha alcanzado un puesto de relevancia en el seno de cualquier partido político, no le habilita para desempeñar según qué cargo de responsabilidad, si carece de los conocimientos necesarios.

Creo que el mejor gobierno sería el más preparado. Un ministr@ de sanidad, podrá ser un buen político, pero deberá conocer desde dentro el funcionamiento de la sanidad, una persona con demostrada experiencia en el sector, capaz de resolver problemas que puedan surgir en el ámbito del cual es responsable. Un ministr@ de defensa, además de sus cualidades como político, civil o no, deberá tener experiencia en el ámbito militar, formado en doctrinas militares y capaz de desarrollar las estrategias necesarias en momentos de crisis o acción, ya sea para la defensa de nuestro país, como en las misiones que se nos puedan presentar desde el seno de las naciones unidas. Cualquiera de los múltiples asesores que se adjudican a nuestros políticos, no me cabe duda que están sobradamente preparados para asumir ellos mismos cargos de responsabilidad a la altura de sus conocimientos Y así con todos y cada uno de los ministerios o puestos políticos del gobierno de la nación. A fin de cuentas, de ellos depende nuestro bienestar económico y social.

De esta manera, se conseguiría desde mi humilde opinión, un gobierno a la altura de lo exigible.  Hasta ahora los ideales nos han demostrado que no gobiernan y  nuestro sistema democrático, plagado de lagunas y falto de renovación tampoco funciona.

Otro día hablaremos de votos efímeros que por derecho ejercemos bajo programas electorales con los que simpatizamos y que se venden como moneda de cambio en coaliciones de ideas contradictorias, con el único fin de gobernar a cualquier precio. Mercado libre con nuestros votos. Yo como Sócrates no termino de entender nuestra democracia.

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