Valiente y atrevida florece prematura. En Segovia anuncia la vida. Con los primeros rayos de luz y escasos grados de temperatura se aventura y nos brinda orgullosa su belleza. De color invade los campos, de blanco satén las miradas, de rosada esperanza los montes que alegres celebran la flor del almendro. Lo hace fugaz. Es el riesgo de presumir venturosa, pues la fría escarcha y la helada mañanera del mes de febrero devolverán a sus ramas la melancólica tristeza del invierno.