ESPERANZA

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Anclado en el desánimo que proporciona el comportamiento humano, atisbo un haz de luz que abre la esperanza para la humanidad. Tras diversas reflexiones, conversaciones compartidas con grandes oradores y pensadores insaciables; quizá sea posible dar solución a los grandes males que nos asolan; aquellos producidos por el hombre el cualquiera de sus variantes a la hora de evolucionar.

Hablo del amor; sí, del amor. Parece que da miedo hablar de ello; pero no conozco a nadie que no ame a un hijo, un padre, una madre, un amigo, un animal, un paisaje, un pueblo, un valor, una filosofía, una canción, una sonrisa, un recuerdo, un sueño, una sensación…

Cuando llega la muerte, o de cerca la ves, los pensamientos no se centran en las posesiones, ni en el poder o los bienes materiales que tanto atesoramos en nuestras vidas. Al dar la espalda a la muerte; al mirarla de lejos, olvidamos lo cerca del amor que está. Si de frente mirásemos conscientes la hora que a todos nos ha de llegar, comprenderíamos y priorizaríamos en un orden enfrentado al actual.

Las necesidades que nos creamos, o las que de alguna manera nos dejamos crear, el consumo desorbitado que aniquila nuestro planeta, la inmediata preocupación por lo banal nos carga con la losa de lo innecesario y ocupa en gran medida nuestros pensamientos; pues tememos mirar a los ojos un futuro insondable y caprichoso que no solemos decidir. A ello, le sumamos el estrés de nuestras vidas, la falta de perspectiva por no poder parase un instante a ver, a sentir, a reconocer lo que realmente nos apetece hacer.

En el lecho de muerte, que por desgracia he visto en demasiadas ocasiones, no hay clases sociales, ni tendencias políticas, ni orgullo o prepotencia; todos, sin excepción, buscan con el último aliento de sus vidas que en los años transcurridos alguien se encuentre a su lado, que lo quiera en los instantes previos al último de los viajes. Que sus vidas no hayan sido en vano, que se les recuerde gratamente; en definitiva: que se les quiera.

Creo que el amor se encuentra, de alguna manera, desparramado, desubicado, falto de sentido por el que dirigirse en una gran autopista de múltiples direcciones. Si consiguiéramos canalizarlo en pro de los valores que de veras nos importan a todos, incluso a aquellos que los avergüenza hablar del amor, de sentimientos; los que lloran a escondidas si se emocionan, los que piden un beso a gritos en silencio, una sonrisa desde el ostracismo voluntario, un abrazo furtivo dándote la espalda, un roce, una caricia… Eso es amor en cualquiera de sus genuinas e inconmensurables variables.

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Comprendo ahora significados distintos, cual acepciones, de la palabra amor en otras como compasión, ternura, comprensión, solidaridad, amistad…

Si tras toda una vida solo el amor es vinculante; si al nacer una nueva vida el amor es el garante de su futuro; si cada momento disfrutado necesitamos compartirlo para sentirnos plenos, ¿por qué no colocamos de una vez al amor en la prioridad real de nuestras vidas?

Son los miedos, y solo los miedos los que nos confunden y no nos dejan avanzar. Unos intrínsecos, otros creados artificialmente por distintos intereses. Levantemos la mirada, observemos desde lo más alto nuestras vidas, seamos sinceros y valientes y no tardaremoss en descubrir lo que de verdad importa.

Démosle una vuelta a esto y amemos sin contemplaciones; al menos seremos un poco más libres aflojando las cuerdas de nuestra terca ceguera. Quizá de ese modo la esperanza sea una opción por la que creer en el ser humano.19082007596

2 comentarios sobre “ESPERANZA”

  1. El cuento ya se acabo

    Belleza,camino,fin……la realidad es la que es y la viviremos en su esplendor desde la realidad. La muerte es comun

Responder a Y solo desde la ilusión. Pequeñeces y ratitos nos placera sentir Cancelar la respuesta

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