CIUDADANOS EUROPEOS

En los últimos tres años, nuestro vocabulario a sumado frases repetidas y nunca oídas por la mayoría de nosotros, los “españolitos de a pie”: burbuja inmobiliaria, agencias financieras de deuda, déficit público, reserva federal estadounidense, banco central europeo, prima de riesgo y, la que se lleva la palma: ¡DESAHUCIO!

Resulta que: acostumbrados a nuestra calidad de vida, no nos resignamos a perder nuestros privilegios como europeos aunque no lleguemos ni a pedo. Si amigos, bajemos de nuestro pedestal. Todos nos creímos nuevos ricos por la posibilidad de endeudarnos sin límite por una vivienda, y aún sobraba para flipar con tu coche nuevo, un plasma y un viajecito a Egipto. Los bancos y Cajas se frotaban las manos, tenían vía libre para conceder a diestro y siniestro préstamos a cualquiera que presentase una nómina decente o un aval merecedor de mirar para otro lado y suspirar después.

Pensemos, (como decía mi profesor de matemáticas en la universidad). Si yo tengo veinte euros, y pido a mi amigo Luis cuarenta, a cambio de devolverle en décadas sesenta. Mi amigo Luis ha realizado el mejor negocio ya conocido desde que el dinero es dinero, el prestamismo. Pero amigos, si resulta que Luis no tiene los cuarenta y se los pide a Juan a cambio de devolverle cincuenta, y como aval, el valor irreal de la vivienda, engordado por especuladores y permitido por los dos gobiernos presentes durante el crecimiento de la construcción… ¡Ta-ta-tachán! Una auténtica cagada.

No era necesario ser contable, ni experto en economía, todos en la medida de nuestros conocimientos éramos conscientes de que tarde, o más bien temprano, el ritmo delictivo del precio del ladrillo, sumado a una cantidad indecente de dinero irreal, como el precio de la propia vivienda, daría como resultado el caos. Pero ¿quién le quita el cascabel al gato?

Todos endeudados hasta las “orejas” vivíamos felices en la utopía de creer que existiendo bancos que nos dejasen su no dinero a cambio de invertir con el nuestro, por un interés ridículo y muy por debajo de sus ganancias, disfrutaríamos ilusos de un plan de vida deseado por nuestro ajado y  viejo trauma dictatorial que parecía esfumarse convencidos de llevar el nivel de vida europeo deseado.

De verás creen que Noruega, Austria, Bélgica u Holanda han alcanzado tal nivel de vida engañándose a sí mismos. Mientras la economía crecía en una dimensión desconocida, los gobiernos se colocaban sus medallas y se auto-proclamaban hacedores del levantamiento de la economía española. La corrupción, la prevaricación, la especulación, así como el mamoneo tan español como los toros o el flamenco, son de cosecha propia. Es cultural y educacional. Nos encontramos a años luz de nuestros deseos europeos. Seamos honestos, es así.

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