¡A LAS ARMAS!

 

Fue una flota británico-holandesa, la que en 1703, del lado de los austracistas en la guerra de Sucesión, consiguió tomar Gibraltar asediando la ciudad. Los valientes españoles resistieron estoicamente en menor número y con escasa munición y artillería. Los desbordados soldados se dieron por vencido cuando el enemigo decidió tomar de entre los rehenes a mujeres y niños, diezmando la moral de los nuestros.

Y así, en repetidas ocasiones, nuestra España, damnificada con la pérdida de Gibraltar, ha intentado en vano recuperar un peñón que nunca debió entrar en las condiciones de paz del Tratado de Utrecht en 1713.

Se aceptó entonces que la propiedad del territorio fuese por siempre de los ingleses, pero bajo jurisdicción española, y con una serie de condiciones que ignoran sabedores nuestros “amigos europeos”.

De un modo u otro, aprovechando la decadencia del imperio español a favor de la gloria de los británicos, decidieron pasarse por el forro, y perdón por la expresión, lo acordado en dicho tratado; ampliando su pequeña conquista en varias ocasiones ocupando terreno español en unos casos y neutral en otros. En pleno siglo XX levantaron una barrera fronteriza y un aeropuerto en el Istmo, zona no reconocida por el estado español como británica.

Ahora recuerdo la frase: “cuando seas padre, comerás huevos”. Pues debe ser que aún no nos toca, y que nos guste o no, el poder de influencia de los ingleses prevalecerá al de los acuerdos y tratados; por lo que la contienda por el peñón continúa en punto muerto ante la pasividad de los agentes europeos a los que España reclama una y otra vez se cumpla lo acordado en el tratado de Utrecht y en lo referente a la descolonización desde Naciones Unidas.

Debo recordar, que Gibraltar queda excluida de la unión aduanera de UE y de la política agraria común, sin destinar ningún ingreso de aduana a la UE y, lo más importante, y por lo que resulta ser un paraíso fiscal en la sombra que nadie se atreve a condenar: exento del IVA.

Con pocos más de 33000 habitantes, recoge más de 80000 empresas según departamentos policiales, y 20000 según las autoridades gibraltareñas. El caso es que cada año 1000 más se unen a la fiesta de la roca, donde el contrabando y el menudeo son el pan nuestro de cada día.

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